Resumen
Quienes sienten que la ciudad de Omelas de Ursula K. Le Guin no debería existir, también deberían reconsiderar su apoyo a la colonización espacial post-humana. Omelas es, en realidad, un escenario mucho mejor que casi cualquier resultado real que podamos esperar ver, por lo que incluso aquellos que aprueban Omelas deberían tener precaución con respecto a qué tipos de futuros están trabajando por lograr.
Traducciones: English
Contenidos
- Resumen
- Introducción
- Interpretaciones
- Colonización espacial
- El sufrimiento no es anulado por la utopía
- Sufrimiento de los animales salvajes
- Teología del proceso
- ¿La mayoría de la gente quiere inteligencia general artificial?
- Agradecimientos
- Lectura relacionada
- Apéndice: ¿Por qué enfocarse en el sufrimiento?
Introducción
“Los que se alejan de Omelas” de Ursula K. Le Guin (1973), es una clásica parábola filosófica en defensa de intuiciones igualitarias. Presenta un paraíso lleno de alegría y festividad, sostenido bajo la condición de que un único niño deba sufrir solo, encerrado en una habitación oscura.
Del texto:
[El niño] está tan delgado que sus piernas son puros huesos y su vientre una enorme protuberancia; vive con medio cuenco diario de grasa y cereal. Está desnudo. Sus muslos y sus nalgas no son más que una masa de úlceras infectadas, por estar constantemente sentado sobre sus propios excrementos.
Todos saben que está ahí, todos los habitantes de Omelas. […] Todos saben que tiene que estar ahí. Algunos comprenden por qué, otros no, pero todos comprenden que su felicidad, la belleza de su ciudad, el afecto de sus relaciones, la salud de sus hijos, la sabiduría de sus sabios, el talento de sus artistas, incluso la abundancia de sus cosechas y la suavidad de su clima dependen completamente de la horrible miseria de aquel niño.
Interpretaciones
Muchos lectores, al escucharlo por primera vez, consideran que este acuerdo es aborrecible. Después de reflexionar al respecto, pueden concluir que la situación no es tan mala como parece, porque preocuparse excesivamente por el sufrimiento del niño es insensible al alcance en relación a toda la alegría que se experimenta en el resto de la ciudad. Esta fue mi propia reacción al leer la historia en 2006.
Aquellos que siguen sosteniendo que el escenario de Omelas es incorrecto pueden sentirse así por motivos igualitarios: no es justo que un niño sufra por el resto, pero sería justo si todos tuvieran que sufrir un poco por su propio incremento de alegría.
Una última interpretación es adoptar una postura utilitarista negativa, de que ninguna cantidad de paraíso puede contrapesar la miseria abyecta de alguien, aunque Toby Ord señala correctamente que no es prudente confundir las intuiciones utilitaristas negativas con otras como el igualitarismo. Personalmente me inclino hacia el utilitarismo negativo sin considerar importante el igualitarismo.
Colonización espacial
Independiente del por qué alguien puede encontrar repugnante a Omelas, si lo hace, esto tiene implicaciones importantes para su postura sobre la colonización espacial. El sueño de muchos en el movimiento para reducir el riesgo de extinción es llenar el futuro cono de luz de la humanidad con un paraíso post-humano. Como Nick Bostrom lo pone en “Carta desde la Utopía”:
Amamos la vida aquí, cada instante. Cada segundo es tan bueno que nos volaría las mentes si no se les hubiese aumentado el amperaje previamente. Mis contemporáneos y yo somos testigos, y solicitamos tu ayuda. ¡Por favor, ayúdanos a existir! ¡Por favor, únete a nosotros! Que esta tremenda posibilidad se convierta en realidad depende de tus acciones. Si tu empatía puede percibir al menos los contornos de la visión que estoy describiendo, entonces tu ingenio encontrará la manera de hacerla realidad.
La cruda verdad del asunto es que la colonización espacial conlleva riesgos. Mayor potencia computacional implica una mayor capacidad para generar cantidades astronómicas de sufrimiento. Si bien debemos esforzarnos por reducir el riesgo de futuros repletos de sufrimiento, nunca podemos reducir lo suficiente la probabilidad de resultados distópicos. Es más probable que la colonización espacial aumentará el sufrimiento esperado en lugar de disminuirlo.
De esta manera, la colonización espacial es un tipo de Omelas, y los esfuerzos para garantizar el avance de la humanidad hacia el cosmos son esfuerzos para asegurar el futuro de Omelas. De hecho, esta comparación es demasiado caritativa para la colonización espacial, porque en la práctica, la proporción esperada de sufrimiento y felicidad en el futuro post-humano es mucho más alta de lo que se describe en la historia corta de Le Guin. Existe una posibilidad no trivial de que un futuro de colonización contendrá más sufrimiento que felicidad.
En otras palabras, incluso los partidarios de Omelas deberían, al menos, tener dudas sobre la calidad del futuro que pretenden lograr. Los oponentes de Omelas, si actualmente están trabajando para asegurar la expansión de la humanidad, puede que quieran reconsiderarlo.
Uno podría objetar que en el caso de la colonización, el sufrimiento que anticipamos es probabilístico. Es teóricamente posible que una civilización post-humana pueda eliminar todo el sufrimiento a su alcance. Si no lo hacemos, sería un accidente. Esto es cierto, pero recuerda que los ciudadanos de Omelas tampoco desean que el niño sufra; al igual que las probabilidades de sufrimiento masivo que no desaparecerán, simplemente no pueden evitar la miseria del niño si quieren lograr el paraíso.
El sufrimiento no es anulado por la utopía
Los casos de sufrimiento extremo en el mundo son tan numerosos que a veces se confunden en una gota de abstracción. Puede servir seleccionar una sola instancia de crueldad para evitar estadísticas que adormecen la mente, aunque deberíamos darnos cuenta de que la situación de nuestro mundo es mucho peor que el sufrimiento de un solo individuo.
Tomemos esta: "Chica turca de 16 años, enterrada viva ‘por hablar con niños’. "
La policía turca ha recuperado el cuerpo de una chica de 16 años que, según dicen, fue enterrada viva por familiares en un asesinato “de honor” realizado como castigo por hablar con chicos.
La joven, que fue identificada solo por las iniciales MM, fue encontrada sentada con las manos atadas, en un hoyo de dos metros excavado debajo de un corral fuera de su casa en Kahta, en la provincia sudoriental de Adiyaman. […]
Informes de la prensa dijeron que el padre le había dicho a sus familiares que no estaba contento de que su hija, una de nueve hijos, tuviera amigos varones. Se dice que el abuelo la golpeó por tener relaciones con el sexo opuesto.
Un examen póstumo reveló grandes cantidades de tierra en sus pulmones y estómago, lo que indica que estaba viva y consciente mientras la enterraban.
Imagínate a ti mismo siendo esta chica, tratando de salir arañando desde la tierra. Cada vez que respiras, tierra llena tu nariz y boca. Toses y te ahogas. Se hace difícil obtener suficiente aire. Arañas más, pero la tierra es demasiada como para ceder. Vuelves a respirar profundo; no es suficiente. Después de un tiempo, sientes la picadura del dióxido de carbono en tu sangre. Tu corazón se acelera y tu mente grita. Intentas respirar una vez más. Asfixia, tos. La picadura del dióxido de carbono se siente como un cuchillo pasándote por todo el cuerpo. Corta más fuerte, más fuerte; pareciera que no puede empeorar, pero lo hace. Y … el resto es demasiado doloroso como para imaginarlo.
Esta experiencia es incansablemente horrible; no se compensa con otros momentos-persona disfrutando (ver Apéndice).
Podrías decir: “Está bien, pero ¿cómo se relaciona esto con la colonización espacial? Los colonizadores no están enterrando personas vivas.” No, pero al expandir astronómicamente el número de mentes conscientes en el futuro, los colonizadores están abriendo las puertas para que enormes cantidades de más seres tengan experiencias al menos tan horribles (y posiblemente mucho peores) que esta. El riesgo de un feo futuro post-humano no es trivial, e incluso en muchos escenarios futuros humanitarios, no es irracional esperar una cantidad astronómicamente mayor de “entierros vivos” y sus equivalentes, de lo que tenemos en la Tierra hoy. Si no causarías sufrimiento severo a alguien para crear nuevas personas felices, ¿por qué prepararías el escenario para que las fuerzas naturales y sociales lo hagan en tu nombre?
Sufrimiento de los animales salvajes
Christopher Belshaw argumenta que es malo para los animales salvajes que existan, porque el placer no puede contrapesar el dolor en diferentes momentos de la vida de un animal. Asumiendo que la mayoría de los animales carecen de la unidad psicológica de identidad que tienen las personas, Belshaw argumenta que un animal que sufre en un momento, constituye un momento-de-organismo diferente de un animal que sufre en otro momento, y el placer de uno no puede justificar el sufrimiento de otro.
No estoy de acuerdo con muchas de las premisas de Belshaw, y sus puntos de vista sobre las habilidades mentales de los animales son, al menos, no evidentemente correctos. Pero estoy de acuerdo con el sentimiento particular expresado en la siguiente cita:
Ninguna cantidad de placer presente o futuro puede justificar infligir o permitir dolor futuro.
A muchos animales les espera dolor, y en cantidades no despreciables. Sufrirán enfermedades o depredación, o serán atrapados en trampas, o matados de formas no instantáneas en carreteras, o la edad los hará menos capaces de cuidarse, alimentarse y buscar cobijo. Y nadie más, ni nosotros ni otros animales, brindarán ayuda. […] sería mejor para ellos si no existieran. Lo mejor es si nunca llegan a existir. La segunda mejor opción es si mueren sin dolor, no tan pronto como sea posible, pero antes de que vuelvan a sufrir dolor.
Teología del proceso
La teología del proceso visualiza a un Dios finitamente poderoso que intenta dirigir el futuro hacia mejores direcciones pero no tiene el control absoluto del universo. En cierto sentido, la humanidad es este tipo de Dios con respecto al futuro lejano.
Basado en el mal en el mundo actual, parece que el Dios de la teología del proceso no se aleja de Omelas sino que cree que las cosas buenas que algunos experimentan en la vida justifican el mal experimentado por otros:
La evolución del universo en su conjunto, y de la vida en este planeta, se debe al continuo ímpetu divino para maximizar la armonía y la intensidad en cada ocasión presente, al mismo tiempo que crea nuevas posibilidades para una aún mayor armonía e intensidad en el futuro; y este impulso divino se justifica en base a que el bien que se ha producido y aún no se produce, supera y hace que valga la pena el mal que se ha producido y que aún se producirá. Porque Dios podría haber dejado el caos primario sin perturbar en lugar de darle la forma de un universo ordenado que evoluciona a formas de realidad cada vez más altas. Por lo tanto, Dios es responsable de haber iniciado y continuado el desarrollo del reino finito del caos desordenado hacia posibilidades cada vez mayores tanto del bien como del mal.
David Ray Griffin en Dios, el Poder y el Mal: una Teología del Proceso (pág. 300) sugiere que “Dios es responsable en el sentido de haber impulsado la creación hacia aquellos estados en los que los sentimientos discordantes podrían sentirse con gran intensidad”. Lo mismo es cierto para aquellos que empujan a la humanidad hacia el desarrollo de la inteligencia general artificial y la colonización del espacio, desarrollos que permitirán amplificar tanto las intensidades de las experiencias buenas como las malas.
John H. Hick expresa dudas sobre la moralidad de este tipo de concesiones:
Puede que Dios realmente, como sugiere Griffin, considere el el espectáculo total de la vida humana a través de los tiempos como algo bueno al ponerlo en la balanza; porque en la experiencia divina total, los sufrimientos de quienes sufren y las insuficiencias de aquellos cuyo potencial humano sigue sin desarrollarse, se ven compensados por la felicidad y los logros de los afortunados. Sin embargo, los hambrientos y oprimidos, las víctimas de Auschwitz, los humanos destrozados que tienen el cerebro o la mente irreparablemente dañados, y quienes los han amado y agonizado por ellos, difícilmente pueden compartir el punto de vista del Dios del proceso o considerar a tal Dios como digno de su adoración y alabanza.
¿La mayoría de la gente quiere inteligencia general artificial?
Mi impresión es que la mayoría de los humanos del mundo (¿quizás como el ~90%?) no tienen opiniones firmes sobre si la humanidad finalmente desarrollará inteligencia general artificial (IGA). Muchas personas anti-tecnológicas podrían incluso preferir que los humanos no muevan el mundo hacia un estado transhumano. Además, casi ningún humano quiere que el mundo sea destruido. Esta combinación de supuestos me sugiere que, si fuera posible detener el progreso tecnológico hacia la IGA, la mayoría de las personas probablemente preferiría hacerlo si se dieran cuenta de que a IGA representa un riesgo significativo para la supervivencia humana. Sin IGA, nos perderíamos algunos avances médicos y otras tecnologías que mejoran la vida, pero supongo que la mayoría de las personas aceptarían esta pérdida con tal de que sus nietos no sean asesinados o al menos permanentemente desplazados por las máquinas. Sin IGA, los humanos probablemente tampoco podrían vivir para siempre, pero a la mayoría de las personas no les importa mucho la inmortalidad (no religiosa) de todos modos. En otras palabras, es plausible que la mayoría de la gente estaría bien, e incluso mejor, en un mundo donde la humanidad no continuara con el progreso tecnológico de la IGA. Y sin IGA, probablemente no sea posible crear cantidades obscenas de potencia informática (y, por lo tanto, sufrimiento) en todo el cosmos.
El problema es que no parece haber una forma aceptable de prevenir el progreso tecnológico a largo plazo. El colapso catastrófico de la sociedad o un gobierno mundial que prohíbe la tecnología son resultados distópicos a los ojos de la mayoría de las personas, y en ausencia de cualquiera de esos desarrollos, no veo cómo se puede prevenir la IGA y la colonización espacial (a menos que sean técnicamente inalcanzables por alguna razón). Incluso si es posible un gobierno mundial amistoso y no tiránico que evite la IGA, probablemente colapsaría o sería derrocado eventualmente, de modo que la IGA no se evitaría para siempre. Los valores tecnófilos de “progreso a toda costa” son raros entre los humanos, pero un futuro post-humano probablemente sucederá eventualmente, nos guste o no.
Esta discusión fue inspirada por un comentario de Scott Elliot.
Agradecimientos
Gracias a Adriano Mannino por inspirar una sección de este artículo.
Lectura relacionada
- “Hostilidad y la Minimización del Sufrimiento” por B. Contestabile. La parte 5 discute cómo varias filosofías abordarían Omelas.
Apéndice: ¿Por qué enfocarse en el sufrimiento?
Recientemente, un amigo me preguntó por qué enfoco mis esfuerzos en reducir el sufrimiento en lugar de crear alegría. La razón es que creo que el sufrimiento severo es horrible de una manera tal que no se puede comparar con la felicidad. La inexistencia no es mala. Está bien para todos, porque es un estado de no sufrimiento. Por el contrario, la tortura es horrible y debe evitarse tanto como sea posible. Por supuesto, la falta de alegría dentro de la vida de una persona es mala, pero eso es porque es una forma de sufrimiento, no porque sea una ausencia de alegría per se. No hay urgencia moral por crear nuevas personas que experimenten alegría, especialmente si, además, se hace a costa de crear más sufrimiento.
Como una inyección de intuición, considera los 1,4 millones de cerdos enterrados vivos en Corea del Sur durante el 2011; puedes escuchar sus gritos en este video. Ahora considera si es que deberíamos usar nuestros recursos para (a) prevenir un sufrimiento como este en el futuro o (b) crear nuevas personas que vivan vidas felices para “compensar” el sufrimiento. Aún más severamente, ¿qué pasaría si tú mismo tuvieras que enterrar a los cerdos vivos para crear nuevas personas felices? ¿Lo harías? En términos de resultados, esta sería la misma decisión que elegir invertir en (b) en lugar de (a).
La felicidad es buena porque es una forma de no sufrir. La tranquilidad meditativa es buena por la misma razón. Y también lo es la inexistencia. Los budistas creían en la reencarnación y por eso no se daban cuenta de que se podía reducir el sufrimiento simplemente no creando más organismos, pero, de hecho, la forma más fácil de acabar con el ciclo de nacimiento y muerte es no dando a luz. Aplicado a escenarios de colonización post-humana, esto significa no crear números astronómicos de mentes adicionales que tengan un riesgo ineludible de sufrir terriblemente.
A partir de 2013, cambié a una visión según la cual la felicidad y la vida no son valiosas en absoluto. Esta no es una visión deprimente, supongo que soy más feliz que la mayoría de las personas y tiendo a despertar con ansias de un nuevo día, pero es solo el sentir de que la felicidad, aunque agradable, no tiene importancia moral. Solo el sufrimiento lo tiene. Como dirían los budistas, el objetivo es abandonar la existencia terrenal y escapar del samsara. Dicho esto, sí valoro un poco lo que les importa a otras personas, así que indirectamente puedo valorar un poco la vida y la felicidad. Esto no es porque pueda entender intuitivamente el por qué alguien preferiría eso a la no existencia, sino simplemente porque quiero ser amable con los demás que tienen sus propias preferencias. En cualquier caso, la importancia abrumadora de reducir el sufrimiento no depende significativamente de las opiniones que uno tenga sobre cuán valiosa es la felicidad o la vida. El simple hecho de ser una persona decente nos lleva a ver que debemos ayudar a quienes están en la miseria antes de crear nuevos placeres o formas de vida. ↩